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Panamá, hojeando el diario del alma

Durante la JMJ hemos ido informando en las redes sociales de todas las actividades del Gen Verde. Ahora abrimos nuestro corazón para compartir cómo las hemos vivido.

El alma panameña

  • En Panamá me he sentido en casa. Todo el que pasa por la calle es un peregrino, saludan como si nos conociésemos ya.
  • Volver a mi país significa traer el testimonio de una vida juntas, decir que vale la pena vivir el ideal que Jesús nos enseñó. Panamá es un país de tránsito, de migración y, sobre todo, de acogida. Aquí podemos dar al mundo una nueva visión: la de ser hermanospara afrontar las dificultades de la vida.
  • Ha sido un honor recorrer un camino junto a los panameños. Hemos entrado en sus vidas.

El alma joven

  • Sí, hemos hecho muchas actividades con los jóvenes: talleres artísticos, conciertos, varias actuaciones durante los programas de la JMJ, cantamos en la vigilia con miles de ellos, pero sobre todo hemos vivido juntos, hemos dado pasos juntos y esto nos ha hecho crecer, nos ha recargado
  • En el escenario con los jóvenes de Colón y Chitré durante la pre-JMJ: se siente la realidad de la Iglesia internacional y el deseo de decir a muchos que se puede esperar “juntos”.
  • Participar en la post-JMJ con todos estos jóvenes incendiados por la vida del Evangeliome ha hecho ver que el mundo está a salvo si lo vivimos así, la Iglesia puede renovarsey entrar cada vez más en el mundo como un signo de vida nueva.

El alma-iglesia

  • En estos últimos dos años hemos estado con el Papa varias veces, incluso en nuestra casa, en Loppiano; pero aquí la alegría no es sólo la de haber cantado delante de él, sino la de estar con toda la iglesia viviendo juntos este momento.
  • Momentos especiales, estupendos, particulares por la presencia del Santo Padre y de los participantes de todo el mundo. Sentimos que los jóvenes eran todos, con nosotras,un gran familia que trata de dar el mensaje del evangelio vivido por todas partes.

El alma más allá de los barrotes (tras la visita a una cárcel de mujeres)

  • ¡Qué estupendo hablar de nuestras cosas de mujeres a mujeres que cumplen condena! Hemos llevado nuestras experiencias personales, nuestras vulnerabilidades para que ellas vean que se puede caer, equivocarnos, pero podemos levantarnos siempre si nos mantenemos juntos. Esta es la JMJ de las periferias, la JMJ que ha entrado en la cárcel.
  • Recogimos lágrimas de emoción y gratitud por haber ido a visitarlas. Las jóvenes de la cárcel han sentido la misericordia de Dios y nosotras hemos admirado su fortaleza.

El alma-mundo

  • Ahora salimos hacia Cuba, Guatemala y El Salvador con una carga de vida distinta. Esperamos transmitir esta vida y esperanza también allí, a todos.
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